Manifestantes se concentraron esta tarde en el Obelisco porteño y en otras ciudades del país como Rosario, Mendoza, Mar del Plata, Bahía Blanca, Córdoba y Bariloche; también en la quinta de Olivos
Un grupo de manifestantes se concentró esta tarde en el Obelisco porteño para protestar contra las nuevas restricciones que decidió el gobierno nacional ante la segunda ola de la pandemia de coronavirus, la escasez de vacunas y la suspensión de las clases presenciales, entre otras demandas políticas e institucionales contra la administración del presidente Alberto Fernández.
La manifestación se replicó en otras grandes ciudades del país como Rosario, Mendoza, Tucumán, Mar del Plata, Bahía Blanca, Córdoba y Bariloche. En la zona de la Plaza de la República, había una cuadra de automóviles frenados sobre la avenida 9 de julio. “Defendamos la República” y “basta de políticos que transan”, eran algunos de los carteles que se podían ver en la protesta.
Los manifestantes volvieron a elegir un día patrio para movilizarse. “#25MRevoluciónPorLaLibertad”, fue uno de los hashtags a través de los cuales se difundió la convocatoria en las redes sociales. Pasadas las 16, comenzaron a frenar autos sobre la avenida 9 de Julio y aparecieron los redoblantes, las banderas argentinas y los carteles. “No a los superpoderes”, “sin justicia no hay República”, decían algunos letreros.
A diferencia de otros banderazos y movilizaciones organizadas en cuarentena, en el llamado de hoy se involucraron pocas agrupaciones y partidos políticos. “Vamos a marchar cada uno por nuestra cuenta, no como espacio”, advirtieron a LA NACION desde Acción Conjunta Republicana, una de las organizaciones que suele encabezar los reclamos. Los referentes del grupo estuvieron presentes en la movilización, pero optaron por no plantar banderas para evitar ser asociados a líderes o ideologías políticas, y encabezar, entonces, un reclamo “más genuino”.
La excepción fue el espacio Nueva Centro Derecha, cuyos militantes montaron un escenario sobre la avenida Corrientes, a los pies del Obelisco, para que tocaran bandas de música y se presentaran oradores. Fue la segunda vez que desembarcaron a una marcha con un camión y altoparlantes; la primera vez que lo hicieron fue en la convocatoria del 8 de noviembre pasado.
“No estamos en contra de las vacunas ni de los protocolos, pero si de las medidas dictatoriales de este Gobierno”, indicaron, en diálogo con LA NACION, y agregaron: “No pertenecemos a ningún partido, pero intentamos nuclear a todos los movimientos de centro derecha, como el Partido Libertario y Republicanos Unidos”. El movimiento está liderado por Pablo Martín Allende, Hernán Carrol y Maximiliano Glujoy, entre otros referentes; son seguidores del economista Javier Milei y de la presidenta de Pro, Patricia Bullrich.
Carrol fue uno de los primeros oradores en pronunciar su discurso. “Cuando busqué referentes en la oposición, no estaban. Busco referentes, opositores a los K, y la verdad es que no están”, comenzó. Y continuó, acompañado del aplauso de los presentes: “Somos nosotros los referentes, que no confiamos en la Argentina. Nadie confía en la Argentina. Hay que salir a la calle y exigirle al presidente que respete la Constitución nacional y pedir por una Justicia autónoma. Hay que exigirle la renuncia a Alberto Fernández, que está manchando el sillón de Rivadavia con vacunas robadas”. Por último, el dirigente pidió a los presentes que dejaran de pagar sus impuestos y encabezaran una “rebelión fiscal”, para hacer frente a las restricciones económicas.
A pocos metros del escenario, se manifestaban dueños y trabajadores de gimnasios, que plantaron un cartel colorado en el que escribieron, con letras blancas: “Señores dirigentes políticos: los gimnasios no podemos volver a cerrar, ya que somos centro de salud. Estuvimos ocho meses cerrados y fundidos. Cumplimos con el protocolo que nos impusieron, sin casos de contagio por la actividad. La solución no es el cierre. Busquen otra alternativa. Nosotros los apoyamos”.
Parado a un costado del cartel, Pablo Speroni dijo a este medio que la situación “es insostenible”, ya que cerró las puertas de sus cinco gimnasios durante ocho meses, el año pasado, y ahora volvió a dejar de trabajar. “No me perdonan impuestos, ABL, nada. Hablé con funcionarios y no hay caso”, reclamó.
Speroni se diferenció de las cadenas de gimnasio reconocidas, que suelen tener afiliados en la modalidad de débito automático, y, como contraprestación, continuaron el dictado de clases en las plazas de la Ciudad, al advertir que pequeños empresarios como él no pueden hacerlo. “Cobramos la cuota cada mes, no tenemos estructura para montar todo en la plaza. Si van a cerrar lo que me nos da de comer, que cierren ARBA, AFIP, todo lo que nos cobran”, concluyó.
Otro reclamo que inició hace tiempo y persistió esta tarde fue el de la presencialidad de las clases. Guadalupe Reynal, de 20 años, se acercó a la marcha con dos amigas para pedir al Gobierno que abra los colegios. “Me parece bien que nosotras no podamos salir, pero tengo hermanos chicos, en la primaria y la secundaria, que necesitan volver a clases. Lo están pasando muy mal adentro de casa”, expresó.
La joven es estudiante de arquitectura, y además del reclamo educativo, cuestionó el manejo oficial de la economía. “Díganle a Alberto que el Covid es una Pyme, quizás así intenta destruirlo”, escribió en una cartulina que levantaba ante el resto de los manifestantes. Cerca de Reynal, también hacía eco el repudio a las aulas cerradas. “No hay futuro sin educación. Escuelas abiertas ya”, se leía en un cartel celeste y blanco que levantaba una mujer con un tapabocas de la bandera argentina.
Los manifestantes continuaron en los alrededores del Obelisco aún pasadas las 18, a los fines de ratificar su desacuerdo con la restricción horaria.